En contra de lo que dice el tópico, una imagen no vale por mil palabras. Las fotografías de prensa legendarias, por muy impactantes que sean, siguen necesitando de pies de foto para explicar dónde y cuándo fueron tomadas y, en no pocas ocasiones, lo que aparece en ellas. Tienen, desde luego, un valor inapreciable como testimonios de la época y el lugar donde fueron tomadas. Una fotografía puede ser más impactante que un titular, y un gesto oportuno más llamativo y perdurable que el más afinado de los discursos.
Algunas figuras históricas han pasado a la historia no sólo por sus discursos, sino por gestos o actuaciones; en casos concretos se mostraron mucho más efectivas que las palabras, pero en algún otro las cosas se torcieron y lo que hicieron en realidad fue tapar el mensaje que se pretendía comunicar. Repasemos algunos de los más notables.
Churchill y la V de la Victoria
Las dotes como líder de Winston Churchill se extendían también al mundo de la comunicación, tanto verbal como no verbal. Era un maestro de los discursos y sabía cuándo una frase suya iba a quedar impresa de modo perdurable. Pero tampoco descuidaba la parte visual, en la que cuidaba detalles como calcular la longitud de los puros que fumaba durante sus discursos para que no quedaran demasiado cortos y le hicieran parecer ridículo cuando los blandía en el aire.
El mismo político que sólo pudo ofrecer a su país “blood, toil, tears and sweat” (“sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”) contrarrestó aquel mensaje con un gesto optimista que, aunque no fue creación suya –surgió en los programas de radio de la BBC, y los movimientos de resistencia lo pintaban con tiza sobre los tanques nazis-, se identificó plenamente con él, y continúa haciéndolo hoy en día. Entre otras cosas, porque los dos dedos levantados en V le proporcionaban un magnífico soporte para su cigarro. La lucha iba a ser terrible, y se iba a cobrar un alto precio, pero aquel gesto tantas veces repetido fue implantando en el subconsciente colectivo de los ingleses la idea de que la Victoria estaba esperando al final.
Un ángulo poco conocido de la señal de la V, es que en realidad contiene un guiño «gamberro» ya que nace como evolución de un gesto obsceno usado en el mundo anglosajón y equivalente al popular dedo corazón levantado que usamos en España. Suele acompañarse de la expresión «up yours», que no consideramos necesario traducir, pero que sin duda Churchill sabía estaba relacionado. En este caso podemos ver su uso por un medio inglés y dirigido al presidente de la Comisión Europea, Jaques Delors. Gesto y rima.
La doble V
Como otros grandes gestos, la V de Churchill tuvo sus herederos. Algunos lo utilizaron con fines muy distintos, como la generación hippie, que en los años 60 lo convirtieron en un símbolo de paz; y, muy poco después, uno de los peores amigos de los hippies, el presidente Richard Nixon, como uno de sus símbolos de campaña, dando con ello toda una lección de cómo no debe utilizarse el lenguaje corporal: porque si Churchill utilizaba el gesto con un solo brazo, levantado más o menos según su postura, Nixon levantaba los dos, enterrando su cabeza entre los hombros de su chaqueta, e inspirando a todos los caricaturistas de Estados Unidos cuando estalló el caso Watergate… e incluso antes.
El pulgar del poder de Obama
Los asesores de imagen americanos llegaron a la conclusión de que señalar con el dedo a los miembros de una audiencia podía ser considerado como ofensivo para la persona señalada, o incluso transmitir una cierta imposición. Para evitarlo, inventaron el gesto llamado del «pulgar del poder»( Power thumb) que consiste en una variante del clásico «pulgar arriba», pero empleado aquí para señalar o enfatizar algo.
Este sutil cambio, usado con consistencia, se está convirtiendo en un gesto del actual Presidente norteamericano que, casi sin darnos cuenta, está definiendo su imagen (junto con el otro elemento que analizamos a continuación).
Esta galería de «pulgares del poder» de Obama deja claro el efecto:
La sonrisa eterna … de Obama
Este gesto de un verdadero profesional solo requiere ver el vídeo con las fotos tomadas en un mismo evento a lo largo de casi una hora. Una sonrisa eterna.
Khruschev, política a zapatazos
Un gesto grosero o fuera de lugar puede hacer parecer a quien lo hace como una persona tosca, sin inteligencia o educación. Nikita Khruschev no era ninguna de esas cosas; para permanecer como hombre de confianza de Stalin durante casi veinte años se necesitaba una buena dosis de astucia y capacidad de reacción. Según estableció en una de sus citas más memorables: “cuando Stalin dice que se baile, un hombre inteligente baila”. De la misma manera, una vez obtenido el poder de la URSS comprendió que era necesario que el pueblo olvidara el terror de las últimas décadas si quería recuperar la confianza en el Gobierno.
Entonces ¿Por qué un líder inteligente y calculador se portó como un hincha de fútbol en la sede de la ONU, aporreando con su zapato la tribuna? Kruschev tenía un carácter fuerte, y llegó a las Naciones Unidas dispuesto a cargar contra Occidente, sobre todo tras el incidente del avión espía norteamericano estrellado en suelo soviético. El grupo de la URSS mantuvo una actitud agresiva en todo momento, protestando e interrumpiendo a otros delegados. Hay filmaciones de la sesión que les muestran golpeando las mesas de sus estrados para interrumpir a otros líderes. Pero el famoso incidente del zapato pudo muy bien haber sido una leyenda urbana.
William Taubman, reportero de The New York Times, entrevistó a numerosos testigos del incidente; algunos recordaban la anécdota del zapato, y otros no. Algunos dicen que lo blandió mientras respondía al representante de Filipinas, pero que no llegó a golpear el estrado con él. Otros niegan que ocurriera. Curiosamente, el único documento gráfico del incidente es una fotografía aparecida al día siguiente en la prensa norteamericana, que muchos han calificado como una falsificación.
Sin embargo, que llegara a ocurrir o no el incidente es lo de menos. En este documental del History Channel no hay duda de la agresividad de los soviéticos, y del propio Khruschev. Su hijo Sergei, que desertaría a Estados Unidos, declara que su padre reconoció posteriormente que se había pasado de la raya. El mensaje que pretendía transmitir quedó enterrado entre sus gritos, sus amenazas y sus puñetazos, y dio pie a la prensa norteamericana para exagerar -o incluso inventar- el incidente del zapato, lo único que se recuerda hoy en día de aquella sesión histórica de las Naciones Unidas.
El día en que Fraga se mojó
Si hubo una acción de comunicación por la que se recuerde el franquismo, probablemente sea esta, y su protagonista fue el entonces Ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne. En enero de 1966, dos aviones militares de Estados Unidos sufrieron un choque sobre la zona almeriense de Palomares, a consecuencia del cual cuatro bombas termonucleares cayeron sobre España. Dos de ellas estallaron, pero sin que se activara el dispositivo nuclear; la tercera cayó sobre tierra sin estallar, y la cuarta permaneció perdida en el mar durante 80 días.
Para una España que estaba comenzando a vivir el boom turístico que supondría –y sigue suponiendo- una de sus principales fuentes de ingresos, tener una bomba atómica perdida en el mar era la peor noticia posible. Aunque no hubo explosión nuclear, la zona sí quedó afectada por unos niveles de contaminación que siguieron presentes bien entrada la década de los 80. El aparato de la dictadura detuvo todas las informaciones que pudieran despertar recelo en los turistas potenciales, pero faltaba algo más: un gesto contundente. El 8 de marzo, Fraga, acompañado del embajador de Estados Unidos Angier Biddle Duke, y bien respaldado por todos los medios de comunicación del régimen, se dio un buen baño en la playa de Palomares para demostrar con el ejemplo que no había ninguna presencia de contaminación radiactiva en sus aguas.
La maniobra fue efectiva, más aún si tenemos en cuenta que consiguió su objetivo de difuminar un riesgo que había sido muy real.
Palabra de Papa
En los tiempos actuales, probablemente sea el Papa Francisco el que mejor está entendiendo el valor de la comunicación gestual. En Elocuent ya analizamos la importancia de los cinco primeros minutos de su primer discurso. Sus palabras de buscar una Iglesia más sencilla y cercana a la gente se han visto refrendadas por decisiones como quitar el blindaje del Papamóvil, su visita en persona, tras ser elegido, al hotel donde se alojaba en Roma para pagar la cuenta, su afición a telefonear directamente a quien sea para hablar o consultarle sobre algún tema, o aquella foto que dio la vuelta al mundo donde por primera vez un Papa se subía al avión llevando él mismo su maletín de trabajo.
Bien mirado, nada como un líder religioso para poner en práctica la máxima de predicar con el ejemplo… y con los gestos.
Esperamos que te haya gustado " Gestos para la historia (en lo bueno y en lo malo) ".
Ahora te toca a ti :
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